La importancia del buen dormir para la salud

1 de abril de 2022

El descanso incide en la calidad de vida, en el estado físico y psicológico de las personas y en su performance laboral o escolar. Pasamos más de un tercio de nuestra vida durmiendo, por lo que es crucial hacerlo bien.

Muchas veces olvidamos que el sueño es crítico para la vida, junto con alimentarse e hidratarse. Una persona debiera dormir entre 7 y 9 horas – 8 horas diarias en promedio – para tener un buen descanso. Ello implica que, en promedio, pasaremos un tercio de cada día de nuestras vidas durmiendo y, hay etapas vitales, donde dicha fracción es bastante mayor. Por ello dormir y la forma cómo lo hacemos, debe ser un tema al que le prestemos atención.

Con este objetivo, cada año – desde el 2008 – el viernes previo al equinoccio de otoño está dedicado alDía Mundial del Sueño. Esta iniciativa de la Sociedad Mundial del Sueño (World Sleep Society) lleva ya 15 ediciones buscando que se reconozca la importancia del sueño y su impacto en la salud. Este 2022 se llevó a cabo el 18 de marzo bajo el lema “Sueño de calidad, mente sana, mundo feliz” para destacar el vital rol que tiene el dormir en el bienestar, la calidad de vida y la salud física y mental de adultos y niños. Los directores de la sociedad – Doctor Fang Han y Doctora Lourdes DelRosso destacan en el comunicado de prensa de este año los poderosos efectos del buen o mal dormir en nuestra vida: “Dormir contribuye a una mejor salud cognitiva, salud física y bienestar general para todas las personas (…) La calidad de sueño es crucial para el desarrollo normal, una buena toma de decisiones, regulación del ánimo, consolidación de la memoria… todos esos atributos que contribuyen a una buena salud mental”.  

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De acuerdo al doctor Olson, de la prestigiosa Clínica Mayo, deberíamos preocuparnos tanto de la cantidad, como de la calidad de nuestro sueño. Lo mínimo que debería dormir un adulto cada noche son 7 horas, pero hay factores como el sueño interrumpido por algún problema de salud u otro, la falta de sueño acumulada, el embarazo o los cambios de patrones de sueño en la edad avanzada, que inciden en lograr un buen descanso.  En esta línea, la Sociedad Mundial de Sueño plantea que hay tres elementos de la buena calidad de sueño: Una duración que permita estar alerta y descansado al despertar, un sueño continuo y sin interrupciones y de profundidad suficiente para considerarse reponedor.

De acuerdo a dicha fundación, los problemas al dormir afectan la salud y calidad de vida de hasta un 45% de la población mundial. La falta de sueño o el sueño de mala calidad tienen un impacto significativo en la salud en el corto y largo plazo. Una noche de mal dormir impacta en nuestra capacidad de atención, memoria y aprendizaje. Los efectos de largo plazo siguen en estudio, pero se sabe que tiene una relación con el sobrepeso y obesidad, problemas metabólicos, diabetes, inflamación, enfermedad cardiovascular, funcionamiento neurocognitivo (dificultades de la memoria de trabajo, función ejecutiva, velocidad de procesamiento y aprendizaje), salud mental (depresión, ansiedad, entre otros). Pese a que la mayoría de los desórdenes del sueño pueden prevenirse o tratarse, menos de un tercio de quienes los sufren buscan ayuda médica, explica la Sociedad Mundial del Sueño.

La escasez de tiempo para dormir nos afectaría muy generalizadamente, de acuerdo al ex Presidente de la Sociedad de Medicina del Sueño de Chile (Sochimes) Dr. Pablo Brockmann, quien en la invitación a un curso especializado en este tópico explicaba que existen estudios que demuestran que durante los últimos cien años hemos perdido más o menos un minuto de sueño por año, por lo tanto, si se saca la cuenta-y existen datos bien concretos que datan del año 1905- llevamos aproximadamente cien minutos menos de sueño en promedio a nivel de sociedad. Esto respondería a cambios relacionados a los estilos de vida y cultura.

En Chile, la realidad del sueño – en términos estadísticos – parece ser similar, aunque hace algunos años no se han actualizado los estudios. La última Encuesta Nacional de Salud en Chile (2017) muestra que en un 63,2% de las personas hay sospecha de trastorno del sueño de algún tipo, siendo los más comunes el insomnio y la apnea y de acuerdo a la Encuesta Nacional de Uso del Tiempo (Enut) 2015 los chilenos duermen en promedio 7,28 horas diarias.

El impacto del mal dormir en el ámbito laboral es muy importante. La Dra. Laura Prieto, miembro del departamento de Dirección Médica del Centro Médico del Trabajador, señala que el no alcanzar al menos 7 horas de sueño, profundo e ininterrumpido, favorece cometer errores en la ejecución de tareas, esto tiene mayor importancia cuando las tareas son críticas dentro de los procesos de la empresa. Así mismo, se relaciona con mayor incidencia de patologías como por ejemplo enfermedades cardiovasculares y psiquiátricas, que generan ausentismo laboral y mayores costos para la gestión de la empresa por la pérdida de RRHH especializado.  

El co-director de la Sociedad Mundial del Sueño, doctor Fang Han plantea que los principios para un buen dormir son: Pasar tiempo exponiéndose a la luz natural diurna para ayudar a regular el ritmo circadiano; Mantener una rutina regular de ejercicio y hacer actividad física diariamente; Relajarse antes de irse a dormir para preparar el descanso y, finalmente, ser positivo pues se ha descubierto que está vinculado con un mejor dormir.